En una ocasión, tenía contratada una administrativa.
Hasta aquí nada especial.
Esta administrativa hacía las veces de mi secretaria.
Lo que ahora se llama de manera más acertada, asistente personal.
Y yo tenía la costumbre (hoy ya considerada mala costumbre) de escribirle mensajes cuando me acordaba, para que hiciera cosas.
Nunca miraba el día o la hora.
Algo así…
…»Pili, acuérdate de llamar mañana al cliente X para pedirle que nos envíe…»
…»Pili, recuérdame mañana que te de el contrato de X para fotocopiarlo…»
Y cosas de estas.
Y esto podía ser un miércoles a las 19h, o un domingo a las 11h.
Viéndolo hoy me doy cuenta del enorme abuso.
Ella me daba la mano y yo le cogía el brazo entero.
La verdad es que cuando le escribía fuera de horas de trabajo, no era para que hiciera nada en ese momento.
Que tampoco soy un monstruo.
Sólo quería quitarme de la cabeza eso de lo que me había acordado.
O sea, que buscaba descargarme de la responsabilidad de olvidarme, y mi mejor opción era colgársela a mi secretaria.
Un lunes no hizo lo que le pedí por mensaje el sábado anterior.
Y cuando le pedí explicaciones, me dijo que no podía pretender que estuviera pendiente de su teléfono las 24 horas.
Además, era su teléfono personal.
Y ese fue su error.
Dijo teléfono personal.
Si no lo hubiera dicho, yo podría haberme quedado más o menos conforme con su explicación, pero no habría pasado lo que pasó.
Pero lo dijo.
Y como tenía razón, y yo no podía abusar de su confianza escribiéndole a su teléfono personal.
Al día siguiente tenía sobre su mesa un nuevo y flamante iPhone.
Ahora yo ya tenía todo el derecho del mundo a escribirle o llamarle cuando quisiera.
Porque ya no le llamaba a su teléfono personal.
Que eso era un abuso de confianza.
Ahora le llamaba a un teléfono de empresa.
Y como yo era dueño y señor del aparato, podía utilizarlo a mi antojo.
Imagínate lo retrógrado que podía llegar a ser.
No era maldad.
Tampoco pretendía abusar.
Sólo era una más de las cosas que hacíamos los empresarios antaño.
¿Lo hacíamos?
No sé yo si han cambiado mucho las cosas.
Y no tiene que ver con que el empresario sea mayor de cierta edad.
Porque yo he tenido clientes en mentoría que son muy jovencitos y también lo hacían.
Y lo siguen haciendo.
¿Y por qué te cuento esto?
Pues porque me he levantado con la noticia de que en Bélgica acaban de aprobar la ley de desconexión digital para empresas de más de 20 empleados.
Algo que en España ya está desde hace unos años (no sé si como ley, como derecho laboral, o como qué, pero está).
Y lo que esto significa, por si no lo sabes, es que no puedes llamar o escribir a tus empleados fuera del horario laboral.
Ni en sábado.
Ni en domingo o festivos.
Ni tampoco 10 minutos después de haber finalizado la jornada laboral.
O sea, que eso que hacía yo con mi secretaria, ya no se puede hacer por ley.
¿Qué injusta es la ley, no?
Pero no te preocupes, porque tengo una opción que soluciona esto y además es infinitamente mejor que llamar a tus empleados fuera de horas.
Con esta solución, no sólo cumplirás la ley.
Sino que, además, darás imagen de mejor empresario de cara a tus empleados.
CÓMPRATE UN BLOC DE NOTAS!!!!
A ver, piensa.
Si tú eres de los que hace estas cosas, y te paras a pensar qué les pides, llegarás a la conclusión de que la inmensa mayoría de ellas no se pueden solucionar en ese momento.
Y si ahondas más, te darás cuenta que tiene más que ver con tu propia falta de organización personal.
Porque si estuvieras bien organizado no tendrías que llamarles o escribirles a las tantas de cualquier día.
Por eso, si te haces con un pequeño bloc de notas.
De esos que te caben en cualquier bolsillo.
Podrás anotarte cualquier cosa que se te ocurra, cuando se te ocurra.
Sin tener que recurrir a descargar la responsabilidad del posible olvido en tus empleados.
Y al día siguiente, o cuando corresponda, pues ya les dices lo que les tengas que decir.
Pero dentro de la jornada laboral.
Está claro que un bloc de notas no es el mejor sistema de organización, pero para solucionar este problema, te servirá como la mejor agenda.
También está claro que no siempre les incordiarías en sus tiempos de descanso por tontunas varias.
Porque también pueden ser cosas más serias.
Pero por regla general también tienen que ver con la falta de organización.
Aunque en este caso de la empresa y sus sistemas de funcionamiento.
Pero de esto ya hablaremos en otra ocasión, porque da para libros enteros.
Tú de momento, búscate un buen sistema de organización personal y mejora tu productividad.
Si no sabes, contrata una consultoría conmigo y yo te ayudo a crear el sistema que mejor se adapte a tus necesidades.
Porque si no, ya sabes, sólo te queda comprarte un bloc de notas.
Pero no hagas creer a tus empleados que no eres capaz de dirigir la empresa en horario laboral.
Disfruta del día!
Rafa Valero
P.D. – Es importante que también te agencies un bolígrafo.