Cómo despedir a un empleado

¿Estás en ese punto en el que no sabes cómo despedir a un empleado, pero tienes que hacerlo?

Pues sigue leyendo, porque te voy a contar en qué fijarte para estar seguro, y cómo hacerlo para que sea lo menos traumático posible.

 

 

La responsabilidad de despedir un empleado

Si eres empresario y aún no te puedes permitir el lujo de tener departamento de rrhh en tu empresa, una de tus funciones más duras, es la de despedir empleados.

Que es una tarea habitualmente desagradable y raramente fácil.

Porque has de plantarte frente a otra persona y mirándole a los ojos decirle aquello de “estás despedido”.

Y, aunque a veces por las circunstancias, te embargue la rabia y creas que estas en la completa posesión de la razón.

No puedes olvidar que, al despedir al empleado, vas a provocar que una persona pierda su empleo y el sustento que recibía.

Pero aún así, la realidad es que, si quieres que tu negocio se mantenga y crezca, debes ser capaz de manejar a tus empleados.

Y separarlos de la empresa cuando sea necesario, para evitar que arruinen todo aquello por lo que tú estás luchando.

Aunque, para hacerlo, no puedes basarte sólo en el sexto sentido ese, con el que mágicamente se dota a todos los empresarios.

Y con el que eres capaz de detectar, casi de inmediato, si un empleado está ralentizando el avance de tu negocio.

Porque, aunque seguramente acertarás, la cuestión es que no te muestra si las circunstancias por las que llegas a esa conclusión, son causadas por el empleado en cuestión, o por ti mismo.

Y, por ello, es importante que las analices antes de tomar una decisión tan drástica, para que, al menos, no te vuelva a pasar. 

Porque, además del mal trago, despedir a un empleado siempre va a ser un sobre coste para la empresa.

Coste que, de haberlo previsto, quizá se podría haber llegado a evitar.

 

Los motivos para despedir a un empleado

Así que, si te parece, vamos a ver en qué casos deberías plantearte seriamente el despido de un empleado.

Para que, si te los encuentras, no tengas ninguna duda.

 

Cuando sus resultados son inferiores a lo esperado, de manera continuada

Uno de ellos y quizá, el más general de todos, es el de que sus resultados sean de manera continuada, inferiores a lo esperado.

Es decir, cuando ves que día tras día, y mes tras mes, el trabajo que realiza no aporta el mínimo que consideras que debería aportar.

En base, sobre todo, al tiempo que dedica.

Aunque antes de tomar ninguna decisión, deberías reflexionar sobre si lo que determinas como óptimo está basado en algo realista, o sólo en lo que tú crees que debería ser.

Pero, en cualquier caso y, dando por sentado que sus resultados sí pudieran ser mediocres, hay 3 motivos que podrían estar causándolos y que deberías analizar:

  • Que no quiere
  • No puede
  • O no sabe.

 

Si es porque no quiere, lo que tendrás que hacer es intentar descubrir a qué se debe esa negativa.

Porque si está causada por el ambiente laboral, las funciones que le delegaste, o por ti mismo, despedirlo quizá no sea la decisión más acertada.

Si es porque no puede, tendrás que descubrir si es porque le faltan las herramientas necesarias para ello y que tú deberías proporcionarle.

O porque sus propios compañeros o responsables se lo están impidiendo de algún modo. Que nunca se sabe…

Y, si es porque no sabe, lo más probable es que fuera porque, cuando lo contrataste te saltaste algún paso fundamental.

Como no elegirlo en base a la experiencia mínima que precisabas o, lo que es más habitual, que no lo formases adecuadamente.

 

La cuestión es que, antes de despedirle, deberías hacer el intento de enseñarle absolutamente todo lo que debería saber hacer.

Básicamente porque te va a salir más rentable que despedirlo y contratar a otro.

Y, si aún así no mejora, quizá es que la actitud del trabajador no es la que más interesa a tu empresa y entonces no tendrás más remedio que echarle.

 

Cuando mienten sistemáticamente

Otro motivo que, si se da, deberías plantearte el despido, es para el caso en que mientan o falten a su palabra.

Y no me refiero a la típica mentirijilla para evitar una bronca.

Sino a mentir sistemáticamente en todo y para todo, haciendo que confiar en él o ella sea realmente complicado. 

Porque, al fin y al cabo, con un empleado así, difícilmente podrás lograr que tu empresa se convierta en lo que tú quieres.

 

Cuando es «tóxico»

Otro motivo muy a tener en cuenta para despedir a un empleado, es cuando a este podemos considerarlo como tóxico

Es decir, que es de esos que se pasan la vida generando mal ambiente.

Crean rumores o malmeten, hablan mal de la empresa o de ti mismo y te lo cuestionan todo a ti o a su responsable directo.

Que son empleados que, aunque generalmente sí hacen bien su trabajo y resultan rentables a la empresa, al final son más un problema que otra cosa. 

Especialmente ahora que el trabajo en equipo es más importante que nunca.

Y es probable que, por culpa de su actitud, el resto de empleados se sientan incómodos y obtengan unos resultados inferiores a lo normal.

 

Cuando los clientes se quejan

Otra cosa que debería hacerte tomar la decisión de prescindir de un empleado de inmediato, es cuando tus clientes se quejan de él. 

Y no me refiero a cuando un cliente en concreto se queja, que entonces, deberías analizar la situación de otra manera. 

Porque si el empleado es bueno en general, no puedes despedirlo sólo porque un cliente se queje.

Y quizá deberías optar por soluciones más en la línea de que evitarán tratarse.

Me refiero más, a esos casos en los que son varios los clientes que se quejan del empleado. 

Que entonces, es evidente que pasa algo que va mucho más allá del malestar de un único cliente. 

Por lo que, una vez analizados los motivos por los que esto pudiera pasar, y si esto no se puede solucionar, habrás de tomar la decisión de sustituirlo.

Porque está demostrado que, alrededor del 85% de los clientes, dejan de trabajar con una empresa si experimentan mala atención por parte de su personal.

Sin contar con que, cuando un cliente está descontento, se lo va a transmitir a entre 9 y 15 personas.

Y eso es algo que, de ninguna manera, te interesa que pase.

 

Cuando son tus otros trabajadores los que se quejan

Del mismo modo, cuando las quejas por un empleado provienen de tus otros trabajadores, también tendrás que tomar decisiones drásticas.

Aunque en este caso, el análisis que hagas de los motivos deberá ser más profundo.

Porque no sería la primera vez que estas sean causadas por envidias.

 

Cuando se limitan a cubrir la plaza

El último motivo del que te voy a hablar, porque perfectamente podría tirarme aquí la vida enumerándote causas, tiene que ver con aquellos empleados que básicamente se limitan a cubrir su plaza.

Es decir, que se limitan a hacer lo justo y necesario para que no los despidas.

Pero, fuera de eso, no hacen absolutamente nada que ayude a la empresa a mejorar en ningún sentido.

Me refiero a esos que siempre salen a la hora en punto, o que se niegan a hacer nada que se salga de sus funciones puras.

Que no es que yo diga que deban regalar tiempo a la empresa, o hacer tareas de otros compañeros. 

Pero, desde luego, la actitud que tienen con respecto a ayudar a la empresa, es completamente negativa.

Y, por lo tanto, no se puede contar con ellos, ni para situaciones excepcionales.

Este tipo de trabajadores están básicamente esperando a encontrar el trabajo al que aspiran, y “mientras tanto”, pues están en tu empresa.

Y, aunque despedir a un trabajador así es quizá más difícil que a los otros.

Al final habrás de tomar la decisión porque, al fin y al cabo, está ocupando un puesto que probablemente otra persona ejecutase mejor. 

Así que, habla con él, o incluso reubícalo.

Y si aún así no se adapta a lo que quieres, ¡despídelo!.

 

Evita despedir por motivos personales

En cualquier caso, y sea por el motivo que sea, lo que sí deberías evitar, en la medida de lo posible, es despedir a un empleado por cuestiones personales.

Es decir, en aquellos casos en los que, aunque estos estén realizando bien su trabajo, a ti, por cualquier razón, no te caen bien.

Porque, aunque sí es verdad que en algunas circunstancias podría calificarse como algo natural.

Y que siendo el jefe no tienes por qué aguantar a alguien con quien no quieres trabajar…

También es verdad que no puedes olvidar que el trabajo no es un lugar para socializar.

O, como seguro que has escuchado más de una vez, «aquí no se viene a hacer amigos». 

Así que, antes de despedir a nadie por estas razones, planteate seriamente si serás capaz de encontrar otro que te aporte los mismos resultados que los que te esté aportando el que ya tienes.

 

Pasos para despedir a un empleado

Una vez vistos algunos de los principales motivos por los que podrías plantearte despedir a uno de tus empleados, vamos a ver cómo tendrías que hacerlo para que, dentro de lo malo, fuera lo menos traumático posible.

Y lo primero que has de tener en cuenta es que, la forma en que despidas a un empleado va a decir mucho de tu estilo a la hora de liderar

Ya que, despedir no es algo que te afecte sólo a ti y al trabajador que se va.

Sino que, también, va a cambiar momentáneamente el proceso de trabajo dentro de tu equipo.

Y, de alguna manera, hará que se cuestionen tu decisión y su propia seguridad a nivel laboral.

 

Una vez tomada la decisión, no la postergues

Para empezar, una vez que tomes la decisión de despedir a alguien, evita postergarla.

Porque hacerlo solo te aportará un sobre coste innecesario para la empresa.

Y, además, pondrá en duda tu credibilidad como empresario frente al resto de tus trabajadores.

 

Elige las palabras y sé claro

Para hacerlo, elige un lugar privado donde nadie pueda oír nada y ten preparada previamente toda la documentación necesaria.

A continuación, reúnete con el empleado y otra persona que ejerza como testigo.

Y dale la mala noticia, eligiendo bien las palabras, para que quede claro y no dé lugar a malos entendidos.

 

Acuerda el modo en que devolverá lo que pusieras a su disposición

En esta reunión, acuerda también el modo en que habrá de devolver las herramientas o equipos que hubieras puesto a su disposición.

Y responde sin titubear a todas las preguntas que pueda hacerte y, en especial, a aquellas que tengan que ver con los posibles pagos pendientes.

 

Evita caer en estas trampas

Y, en la medida de lo posible…

• Evita que la conversación se convierta en una discusión y no levantes la voz.

• No discutas alternativas. Porque, entre otras cosas, el llegar a este punto es porque ya se deberían haber agotado todas las posibilidades de negociación.

• No te pongas a la defensiva, ni intentes convencer al empleado de que la acción está justificada. Limítate a exponer los hechos.

• No digas cosas como que te sabe muy mal, o que no tiene razones para enfadarse o estar triste. 

• Y, desde luego, no intentes hacerle entender que el despido puede ser para bien porque, en ese momento, el trabajador no se encuentra en condiciones de ver el lado positivo de nada y solo empeorarías todo.

 

Espera a que no quede nadie en la oficina

Por otro lado y, en la medida de lo posible, hazlo a una hora a la que ya no haya nadie en la oficina, o quede muy poca gente. 

Porque, aunque pudieras creer que merece humillación, ni es elegante, ni tampoco hay necesidad de que le hagas pasar un mal rato frente a sus ex compañeros.

 

Revoca sus permisos y contraseñas

Y, mientras dure la reunión, haz que alguien revoque todos los accesos a las aplicaciones, programas y correo electrónico corporativo.

Para que, en caso de que no acabéis bien, no pueda acceder a más información de la empresa, especialmente la considerada de carácter sensible.

 

Comunica el despido al resto de la empresa y a los clientes

Una vez que se haya marchado, y no antes, envía un comunicado al resto del personal de la empresa informándoles de que ya no forma parte de la empresa.

Pero sin que necesariamente hayas de referenciar los motivos, o dar ningún tipo de explicación.

Y si lo consideras oportuno, comunícaselo también a aquellos clientes con los que tuviera un trato más directo.

 

Lo que te va a costar despedir a un empleado

Ahora ya tienes las bases para identificar si debes o no despedir a un empleado y, también, los principales pasos que has de dar para hacerlo.

Pero antes de finalizar, y de que te pongas a despedir empleados sin ton ni son.

Me gustaría hacerte una reflexión al respecto de lo que supone despedir un empleado.

Porque, sobre todo al principio de ser empresario, uno no se da cuenta.

Saltándonos todo lo que conlleva el despido a nivel emocional, tanto tuyo como de la persona despedida, has de asimilar que el coste para tu empresa es enorme.

Y no solo por el finiquito que vas a tener que darle.

Sino que, además, tendrás como coste… 

– El know how que se lleva el empleado que despides

– Las horas de formación que le diste cuando contrataste al despedido

– El coste que va a tener la selección y contratación del sustituto y, entre las que estarán, como mínimo, el tiempo dedicado a su formación y tu tiempo o el de la persona en quien lo delegues todo el proceso de anunciarlo, entrevistarlo, etc.

– Las pérdidas que pudieran ocasionarse mientras esté el puesto vacío

– Y, también, las pérdidas derivadas de los errores de adaptación del nuevo empleado

 

Por lo tanto, antes de tomar una decisión tan seria y, aunque sólo te basases en el coste económico que va a tener para ti y tu empresa, pon todo lo que puedas de tu parte para evitarlo.

Porque muchas veces, sobre todo cuando se despide en caliente, no se tienen en cuenta los daños colaterales.

Y, de haberlo hecho, se podrían evitar muchos malos tragos.

 

Conclusión

Y esto es todo con respecto a este tema.

Que, aunque sé que como empresario vas a vivirlo más de una vez, también espero que sean las menos posibles, y que el mal rato que supone, te lo puedas evitar.

 

Hasta la próxima

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