10 Técnicas para dejar de procrastinar

Procrastinar  es un término que desde hace unos años lo oímos con demasiada frecuencia, y significa postergar conscientemente cualquier tarea que tengas por hacer, poniéndote a ti mismo cualquier excusa para no hacerla, aunque con la firme intención de ejecutarla más tarde. 

Y en este artículo te voy a contar 10 técnicas que te pueden ayudar a conseguir dejar de hacerlo.

 

El resultado de procrastinar

Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy es tan común entre los empresarios, como ocasionalmente peligroso. Sin embargo, también podría ser el indicador de que te estás sometiendo a un ritmo demasiado elevado.

Y no, no se trata de pereza, de enfermedad o de que de repente hayas perdido tu habilidad para gestionar tus tareas.

De lo que se trata en realidad, es de la procrastinación, que como te he dicho antes, es el arte de dejar para después algo que tendrías que hacer ya.

La cuestión es que por culpa de esto, tu productividad se puede llegar a ver muy mermada y por eso es importante que sepas a qué se debe y qué medios puedes interponer para reducirlo, porque eliminarlo no estoy yo muy seguro de que se pueda llegar a eliminar por completo.

Así que, a continuación, te dejo 10 técnicas que te van a ayudar, como mínimo, a reducirlo.

 

10 Técnicas para dejar de procrastinar

 

1ª Si lo puedes hacer en 2 minutos o menos, hazlo ya

Si lo que tienes que hacer lo puedes hacer en menos de 2 o 3 minutos, hazlo en el momento en que te aparece aunque no sea una tarea urgente o prioritaria.

Entre otras cosas, porque seguramente vas a tardar menos en ejecutarla que en organizarla en tus listas de tareas.

Porque si no lo haces así, como tú mismo sabes que es una tarea que te va a llevar muy poco tiempo realizarla, la vas a postergar bajo la excusa de que, como es algo rápido de hacer ya la harás en cualquier momento.

Lo que pasa es que ese momento no llega nunca o, cuando llega ya es tarde.

 

2ª Haz las tareas más complicadas a primera hora

Si lo que tienes que hacer es muy complicado, organízatelo para hacerlo lo primero de la mañana.

Porque muchas veces no hacemos una tarea porque sabemos que es difícil de ejecutar y eso hace que no queramos hacerla.

Por eso, una de las mejores opciones a las que te puedes agarrar, es la de planificar la tarea para hacerlo lo primero de todo por la mañana, así no habrá ninguna otra cosa que se te interponga y te de excusas para no hacerla. 

 

3ª Divide las tareas grandes en trozos más pequeños

Trocea en partes más pequeñas o en subtareas aquellas tareas que sean muy grandes.

Y es que, cuando tenemos por delante un proyecto o una tarea de esas que son muy grandes, no suele apetecer nada de nada el realizarlas, y no porque sean más o menos difíciles, sino porque nos agobia el pensar que tengamos que estar mucho tiempo en ese tema, cuando sabemos que nos van a entrar otras cosas durante el día que van a requerir de nuestra atención.

Y por eso la vamos dejando de lado esperando que en algún momento dispongamos del suficiente tiempo junto como para poder realizarla.

Algo que tú mismo sabes que no va a pasar. Por eso, si la divides en trozos más pequeños, puedes planificarte para ir haciéndola poco a poco hasta que te la puedas comer enterita.

 

4ª Elimina las distracciones

Evita las distracciones, que aunque inicialmente es muy obvio, parece que se nos olvida constantemente.

Y muchas veces no ejecutamos las tareas pendientes porque es realmente molesto que se esté solicitando tu atención por infinitos medios, que lo único que hacen es desenfocarte de lo que tengas por hacer.

Por eso, cuando tengas que realizar alguna tarea que requiera de toda tu concentración, haz lo posible por evitar distracciones, pon el móvil en modo avión o en silencio, desconéctate de internet, cierra la puerta de tu despacho, o haz cualquier cosa que necesites para que interrumpirte sea complicado.

Porque cuando sabes que no se te va a poder molestar, te es más fácil concentrarte y te agobia menos enfrascarte en según qué tareas.

Por eso mucha gente se levanta un par de horas antes de lo que sería lo normal, o se queda en la oficina después de que se haya marchado todo el mundo, porque sabe que a esas horas difícilmente se le va a poder molestar y va a poder avanzar mucho más deprisa.

 

5ª Márcate fechas tope

Márcate plazos y cúmplelos. Porque muchas veces el no tener una fecha tope para que una tarea esté acabada es motivo suficiente para aplazarla contínuamente.

Y cosas como ordenar el trastero o crear un proceso para la empresa, se van quedando al final de las listas por los siglos de los siglos.

Por eso, un buen método es que te marques una fecha tope ficticia, la planifiques en tu sistema y te comprometas contigo mismo como si fuera real, porque el verla ahí planificada ya te servirá como recordatorio del compromiso contigo mismo y te ayudará a afrontarla más fácilmente.

 

6ª Planifícate

No dejes de planificarte constantemente.

Es decir, que decidas con antelación qué es lo que quieres hacer en las próximas semanas, días, o incluso horas. Porque si te planificas lograrás sensación de control y orden por saber qué es lo siguiente que tienes que hacer, y si lo has marcado en tus listas o en tu calendario para hacerlo es porque tú mismo has decidido que debe ser realizado, lo cual te facilita en ir avanzando.

Aunque también te digo que tienes que ser realista e intercalar tareas de todo tipo para que así no te sea agoniosa tu propia planificación.

 

7ª Deja de decir que sí a todo

No digas que sí a todo el que te proponga algo y pon cotas a lo que quieres hacer.

Porque si aceptas todo lo que te ponen por delante, no solo irás dejando para un después desconocido muchas de tus tareas más importantes, sino que además te puede hacer quedar mal con muchos por no haber querido quedar mal con uno.

 

8ª Prémiate

Cuando te encuentres ante ese tipo de tareas que básicamente procrastinas porque te «asustan» -como por ejemplo el ir al dentista-, un buen método es el de darte algún tipo de premio a ti mismo.

Así que busca algo que te motive lo suficiente como para que te sirva de premio y regálatelo por haber cumplido como un campeón 😉

 

9ª Organízate en base a la energía necesaria

En lugar de organizarte según la cantidad de tiempo del que dispongas, usa un método basado en la energía que necesites. Es decir, que dividas las tareas según el tipo de energía que precisen para que las ejecutes.

Por ejemplo, sepáralas por energía alta, para las tareas que requieran de máxima concentración, energía media para las tareas que requieran de que estés pendiente pero no al 100% y energía baja para todas esas tareas que puedes hacer cuando no tienes ninguna gana de trabajar, como podrían ser investigar por internet, leer algún artículo pendiente y cosas así.

Porque muchas veces tienes que realizar tareas para las que sí que dispones del tiempo suficiente pero que por culpa de estar cansado o estresado no las quieres realizar. Lo cual, además de procrastinarlas, te hacen sentir mal porque eres muy consciente de que te estás escaqueando.

 

10ª Delega

¡Delega! Al menos todas aquellas tareas más rutinarias o que menos te gustan y que perfectamente podría hacer cualquier otra persona que no fueses tú.

Busca la persona más adecuada para que las ejecute y quítatelas de enmedio, que lo único que hacen es gastar un precioso tiempo que podrías dedicar a cosas mucho más importantes.

 

Conclusión

Ya para finalizar simplemente decirte que no te castigues ni te sientas mal por procrastinar, porque como has visto es algo que, si bien no vas a apartar al 100% de tu vida, sí que puedes lograr reducirlo a los mínimos de los mínimos, pues solo es una cuestión de que seas consciente de porqué lo haces y te comprometas contigo mismo a solucionarlo.

Así que ponte manos a la obra y empieza a mejorar tu productividad aplicando cualquiera de estas técnicas.

 

Hasta la próxima.

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