Cómo gestionar incompetentes (Parte 1)

En una de las etapas de mayor estrés de mi vida como empresario olvidé uno de los principios más importantes que debes tener en cuenta si diriges un negocio, y es que tú eres el único responsable de todo lo que te pasa. Y empecé a decirme a mí mismo, y alguna vez incluso también en voz alta, que estaba rodeado de incompetentes.

Estaba tan convencido de mi mala suerte a la hora de contratar personal, que si hubiese existido un concurso de contratación de incompetentes yo habría ganado con total seguridad.

Sin embargo yo no podía quedarme así. Por lo que empecé a contactar con otros empresarios conocidos para saber si a ellos también les pasaba esto.

Y ¡sorpresa! ellos también tenían el mismo problema. Lo cual me concedió una especie de alivio, pues me demostraba que el malo no era del todo yo, eran los empleados que estaban faltos de profesionalidad y lo único en lo que pensaban era en la hora de salir del trabajo y en ganar cuanto más dinero mejor.

Estaba más que claro que todos los buenos profesionales ya estaban contratados por empresas mejores que la mía y me iba a ser muy difícil conseguir alguno.

Así que mi única opción era conformarme con lo que me había tocado e intentar por todos los medios que la incompetencia fuera lo menos dura posible.

 

EL LIBRO QUE ME REVELÓ LA HIRIENTE REALIDAD

Pero si hay algo que me caracteriza es que no suelo conformarme con lo que me toca y busco siempre el modo de mejorarlo. Así que me puse a investigar por internet en busca de soluciones a la incompetencia de mi personal.

La respuesta la hallé bastante pronto, y fue a través de un libro titulado «Gestión de incompetentes» escrito por Gabriel Ginebra.

El libro en sí no me dio la solución al que yo creía que era mi problema. De hecho he de ser sincero y reconocer que apenas recuerdo lo que decía. Pero lo que sí consiguió ese libro fue abrirme los ojos y hacerme ver el asunto desde un punto de vista muy distinto.

De hecho fue bastante impactante la reflexión que en él encontré y que aparecía en las primeras páginas, dándome como resultado un vuelco a mi realidad.

Decía algo parecido a esto: «El empleado puede que sea un incompetente, pero mayor incompetente es si cabe aquel que lo haya contratado y muchísimo más el que aún viéndolo como incompetente lo mantiene en la plantilla».

Es decir, que en realidad los incompetentes no eran mis empleados sino que lo era yo por haberlos contratado, o por no despedirlos aún pensando que lo eran.

Automáticamente dejé de percibir a mis empleados como los mayores incompetentes del mundo. Ahora existía otra posibilidad no valorada en ningún momento.

Debo decirte que en mi vida de empresario han existido unas cuantas cosas que me han marcado, pero esta sin duda ha sido de las que más profundamente lo han hecho. En apenas unas frases había pasado de ser un proyecto de buen empresario a ser un incompetente.

Así que mis prioridades acababan de cambiar de golpe. Ahora ya no tenía que preocuparme por la incompetencia de mis empleados, ahora lo que tenía que hacer era solucionar la mía propia.

Y desde entonces, cuando alguno de mis empleados cometía una falta a la eficacia, ya no pensaba que no sabía trabajar, sólo era capaz de pensar en qué había hecho yo mal, en qué me había equivocado para que aquel trabajador no hubiese ejecutado sus tareas tal cual yo creía que debía hacerlo.

 

DEFINAMOS QUÉ ES UN INCOMPETENTE

Si tu te encuentras en la misma situación que yo me encontré entonces, no te vengas abajo con esta dolorosa realidad, porque aunque los empresarios seamos unos incompetentes por contratar y mantener incompetentes, lo único que de verdad demuestra eso es que sí que existen los incompetentes.

Así que si de lo que se trata es de evitar contratarlo o de quitárnoslos de encima si ya los tuviésemos entre nuestras filas, primero habremos de definir lo mejor posible qué es un incompetente para no cometer más errores.

Y es que definiciones de incompetente hay unas cuantas, pero la que yo considero más acertada es la siguiente:

«Un incompetente es aquel que es incapaz de lograr los resultados previamente establecidos bien en cantidad o bien en calidad».

Caray, sólo la definición ya demuestra que trabajadores con esas características existir existen. Sin embargo hemos de prestar especial atención a esa parte de la definición que dice: «previamente establecidos», porque no podemos señalar a nadie cono ineficaz si antes no le hemos dejado totalmente claro cuál es el resultado que esperábamos que obtuviese.

Pero bueno, ahora que ya tenemos claro qué es un incompetente, vamos a ver cómo detectarlos sin miedo a equivocarnos.

 

CÓMO DETECTAR A LOS INCOMPETENTES

Está claro que si hemos de intentar detectarlos es porque existen sospechas de que los hemos contratado. Y si no lo eran cuando los contratamos es probable que se hayan convertido estando ya en nuestra empresa.

Al final da igual, pues de lo que se trata es de identificarlos y erradicarlos. Porque el éxito de nuestras empresas depende en gran medida de que nuestro personal sea lo más eficaz posible.

Así que a continuación te voy a indicar cuáles son las principales características que delatan a un incompetente:

 

Son escaqueados

No están nunca en sus puestos de trabajo cuando vas a verlos o los llamas. Siempre tienen algún motivo para no estar. Ya sea porque han salido a desayunar o han ido a por café -otra vez-, o salieron a fumar o a hacer fotocopias o es que recibieron una llamada privada importante… Sea como sea la cuestión es que no están donde deberían estar.

 

Culpan a los demás de sus errores

Pase lo que pase, si eso tiene que ver con su falta de eficacia, puedes estar seguro que alegarán que la culpa es de una tercera persona o de un ente superior que ha hecho que se le escape de las manos.

 

Niegan sistemáticamente lo evidente

Da igual lo claro que esté el error, el escaqueo o la falta de eficacia, porque lo van a negar siempre.

 

Nunca dan la cara

No asumen su responsabilidad como trabajador. Y esto es mucho más evidente cuando el trabajador en cuestión tiene personal a su cargo.

 

Son especialistas en desviar la atención

Cuando se sienten acorralados es espectacular la facilidad que tienen para tirar piedras a los tejados de los vecinos con el fin de desviar nuestra atención hacia otro lado y dejemos de fijarnos en ellos.

 

Dan imagen de profesionales en exceso

Se disfrazan de súper competentes para disimular la falta de competencia. Suelen alardear de lo mucho que saben y de lo bien que hacen las cosas.

 

Se anotan tantos que no son suyos

Suelen ser muy hábiles haciéndonos creer que han sido ellos los artífices del buen resultado de la tarea o proyecto que se estuviese ejecutando. Y esto es especialmente notable cuando el incompetente es un jefe.

 

Siguen mal las instrucciones más simples

Les cuesta seguir los procesos estipulados aludiendo no estar de acuerdo con ellos y criticando a sus superiores con frases del estilo: «el jefe no tiene ni idea…»

 

Siempre están preocupados porque creen que van a ser despedidos

Están hasta paranoicos pensando que están constantemente en el punto de mira y que van a ser los próximos despedidos. Y desde luego lo consideran una injusticia.

¿A cuántos conoces que cumplan alguna o varias de estas características? Seguro que a más de uno.

Sin embargo no te emociones y vayas a hacer una escabechina porque ésta no es una ciencia exacta. Asegúrate de que cumplen con varias de las características, y antes de tomar medidas medítalo bien.

 

A QUÉ SE DEBE LA INCOMPETENCIA

Ya sabemos qué es un incompetente y cómo detectarlo, pero también debemos entender a qué se debe que lo sean, porque sólo si conocemos los motivos que la provocan podremos poner soluciones.

Piensa que puede que la incompetencia la hayamos generado nosotros con nuestros propios errores o debido a las circunstancias de nuestra empresa. Incluso en muchas ocasiones los trabajadores realmente no son incompetentes aunque lo parezcan.

Mi opinión en cualquier caso, es que antes de ponernos a despedir a nadie debemos estar convencidos que es un problema del propio trabajador y no uno provocado por nuestra culpa.

Por eso, a continuación te voy a listar algunos de los motivos que podrían crear incompetencia en un trabajador:

  • En realidad es que no son profesionales del puesto que ocupan
  • No han recibido la formación adecuada o ésta fue escasa
  • Les falta motivación
  • No tienen del todo claras las funciones del puesto que ocupan
  • No tienen claros los parámetros que determinan la eficacia en su labor
  • Su responsable directo da órdenes confusas o erróneas
  • Las condiciones laborales les parecen injustas (sueldo, horarios, etc.)
  • Creen que en realidad no se puede cumplir lo que se les exige
  • No son incompetentes, pero su responsable directo hace que lo parezcan
  • Las herramientas con las que trabajan no son las adecuadas

Como te digo son solo algunos motivos, aunque seguro que a ti se te ocurrirán algunos más. Y practicamente todos pueden haber sido causados por nosotros mismos como verás en la segunda parte de este artículo.

 

CONCLUSIÓN

Al final, como ya he dicho anteriormente, nuestra empresa depende mucho del personal que tengamos, y tener algunos que no cumplen con nuestras exigencias de eficacia es más que factible por muy bien que hagamos nuestro trabajo.

Sin embargo es posible que en realidad el trabajador no sea ineficaz, pues podría pasar que en nuestro ánimo por hacer que nuestra empresa sea la mejor, nos convertimos en unos exigentes e inconformistas «tiranos» a los que es difícil seguir el ritmo.

Por eso te animo a que, si bien no todo el mundo va a estar igual de involucrado que tú en la empresa, sí que pongas todo de tu parte para evitar la incompetencia. Y si ya es tarde, pon en marcha sistemas de erradicación, pues al fin y al cabo de eso dependerá parte del éxito de tu empresa.

Ahora que ya sabes detectarlos, si te parece y, mientras publico la segunda parte de este artículo, puedes intentar localizar si tienes algún incompetente en tu empresa.

En la próxima ocasión te daré algunas ideas para solucionarlo y para evitar que vuelva a pasar.

 

Hasta la próxima

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