Cómo saber si tu empresa es rentable

En este artículo te explico cómo saber si tu empresa es rentable.

Y te vendrá bien, especialmente si eres de esos empresarios que no tiene claro si su empresa gana o cuánto gana.

Porque aunque por regla general, te metas en el bolsillo un buen dinero cada mes, seguro que hay ocasiones en las que pagar las facturas te cuesta bastante.

 

 

La angustia de no saber si tu empresa es rentable

Si ya llevas un tiempo con tu empresa, probablemente ya hayas llegado a ese punto en el que la estabilidad te permite cobrar un sueldo decente cada mes.

Incluso algunos meses, más que decente.

Sin embargo, también es probable que, a veces, te asalten dudas sobre si tu empresa es de verdad rentable.

Porque, aunque da la sensación de que esta se mantiene, y tú estás sacando el dinero suficiente para vivir cómodamente.

Cada cierto tiempo te encuentras ante verdaderos problemas para poder pagar las facturas del mes.

Y eso hace que te preguntes a ti mismo, si no estarás equivocado y en realidad tu empresa no es tan rentable como crees.

Aunque la respuesta más rápida a tu duda, la obtienes realizando un simple cálculo consistente en restar los gastos que tiene tu empresa, de lo que esté facturando.

 

Algunos matices que debes valorar

Sin embargo, como también estoy seguro de que eso tú ya lo sabías o, como mínimo, te lo podías suponer.

Lo que vamos a hacer es repasar un par de matices con los que, gracias a ellos, podrás entender mucho mejor lo que pueda estar pasando.

 

Ingresos y cobros / Gastos y pagos

El primer matiz a aclarar, es el de la diferencia que existe entre un ingreso y un cobro, y entre un gasto y un pago.

Porque, hasta que uno no lo entiende nítidamente, suele ser bastante lioso.

Explicado de forma simple, podemos decir que estarás generando un ingreso cada vez que realizas una factura de venta, aunque no la cobres.

Y generarás un cobro cuando esa factura que has emitido te la pagan.

Por otro lado, los gastos, estos son aquellas facturas que otros generan en tu contra, por el consumo de bienes o servicios, e independientemente también, de si las pagas o no.

Y los pagos son cuando tú haces efectivo el abono de las facturas que hay en tu contra.

Esto es importante que lo tengas claro porque, si después de restar los gastos de los ingresos la cantidad que te da es positiva, pero tú no tienes dinero para pagar, no es porque tu empresa no sea rentable.

Sino porque probablemente estés haciendo una mala gestión de los cobros y los pagos.

O sea, que puede que estés cobrando las facturas emitidas, mucho más tarde que lo que tardas en pagar las que generan en tu contra.

Algo que deberías revisar cuanto antes, porque no serías el primero que tiene que cerrar por este motivo, aunque esté teniendo grandes beneficios.

Pero igualmente peligroso es que te esté pasando todo lo contrario.

Es decir, que tu empresa tenga pérdidas, pero que, sin embargo, tú tengas dinero para pagar.

Que generalmente es debido a que tú cobras en el instante en que generas la factura, pero pagas las que emiten en tu contra a un plazo mayor.

Si es así, tendrías que hacer lo imposible por generar beneficios cuanto antes, porque sino, dentro de no mucho tiempo las deudas te comerán.

 

Tu no eres tu empresa

Otro matiz que has de entender cuanto antes, es que tu empresa y tú sois cosas muy diferentes.

Incluso si tu empresa eres tú sólo como autónomo.

Es decir, que has de ver tu empresa como un ente completamente independiente de ti.

Que tiene sus propias características y condiciones, y en la que tú juegas el doble papel de dueño de la empresa, y de trabajador de la propia empresa.

Porque a veces está dividido por una línea tan fina que es muy difícil de diferenciar.

Sin embargo, es importante que no confundas tu rol de empresario.

En el que ejerces como inversor y tu objetivo ha de ser el obtener el mayor beneficio posible del negocio que explotas.

Del rol de empleado, donde tu objetivo es hacer el mejor trabajo que tú mismo como empresario te encomiendes y por el que has de percibir un sueldo.

Es decir, que tú en tu papel de empresario no cobras nada que no sean los propios beneficios cuando los haya.

Y te será más o menos rentable el negocio, según el tiempo que tardes en recuperar la inversión que realizaste cuando empezaste.

Por el contrario, en tu papel como empleado, tú cobras un sueldo, normalmente mensual, que debería corresponderse con el tipo de tareas que realices.

Y que deberá aparecer en la lista de los gastos de la empresa aunque no te lo pueda pagar.

Quedando en ese caso, como que te lo debe, y pagártelo a partir del momento en que ya pueda.

Esto ha de ser así porque si para hacer el trabajo que tú estés desempeñando en la empresa, ésta tuviese que contratar a alguien, habría que pagarle su nómina, independientemente de que se generasen, o no, los ingresos suficientes.

Y te explico esto porque, como hemos visto antes, el cálculo para determinar si la empresa es rentable o no, consiste en restar todo lo facturado, esté cobrado o no, de todos los gastos que tenga la empresa, incluyendo tu sueldo, los hayas pagado o no.

Y si tú fueras de esos que opta por cobrar mensualmente la cantidad que quede en el banco después de haber pagado los gastos.

Además de que no podrías llevar un control de tus finanzas personales, ni tampoco previsiones, porque unos meses cobrarías 500€ y otros podrías cobrar 5000€, tu empresa nunca generaría beneficios.

Y, además, tampoco podrás saber si tiene pérdidas.

Porque al cobrar tu sueldo así, lo estarías haciendo en base a la tesorería disponible y no en base a la facturación real.

Y ya has visto que es muy distinto lo que facturas que lo que cobras, y lo que gastas que lo que pagas.

Aunque esto lo vas a entender mejor con un ejemplo.

 

Ejemplo 1

Supongamos que tu empresa factura este mes 10.000€, y que los gastos que ha tenido son 8.000€.

Por lo tanto, el beneficio que obtendría sería de 2.000€.

Pero, como tu optas por cobrar en concepto de sueldo el sobrante que queda.

Esos 2000€ serán los que te pagarás a ti mismo y, por lo tanto, el beneficio de tu empresa será de cero euros.

Por lo que empataría.

 

Ejemplo 2

Pero, ahora suponte que de los 10.000€ que has facturado, sólo has cobrado 9.000€.

Y que después de pagar los 8.000€ de los gastos, lo que te queda en el banco son 1.000€.

Pues bien, si tú optas por cogerlos en concepto de sueldo, lo que va a pasar es que tu poder adquisitivo disminuirá.

Pero, a cambio, tu empresa obtendrá un beneficio de 1.000€.

 

Ejemplo 3

Y una tercera opción sería que sí hubieras cobrado los 10.000€, pero no hubieras pagado todas las facturas de gastos porque te han aplazado los pagos.

Que, entonces, el dinero que tendrías disponible sería mayor.

Pero si lo cogieses todo, -porque es tu política a la hora de cobrar tu sueldo-, correrías el riesgo de no poder hacer frente a los pagos aplazados cuando estos llegasen.

 

La importancia de que tengas sueldo

Lo que quiero hacerte entender con todo esto, es la importancia que tiene que, en tu rol como empleado, te marques un sueldo fijo.

Que sea siempre el mismo y que no dependas nunca del sobrante que quede en la cuenta cada mes.

Porque, además de que es un lío, puede confundirte a la hora de analizar los resultados del negocio.

Y para reforzarlo, lo podemos basar en 2 razones principales:

La primera, porque al tener el mismo sueldo cada mes, y que este lo sumes en los costes fijos del negocio -aunque no lo cobres por falta de liquidez-.

Te va a resultar más sencillo calcular si la empresa gana o pierde.

Independientemente de si tienes dinero para pagar o no.

La segunda porque, en tu rol de empleado, lo que estás haciendo es cubrir el puesto de un posible futuro trabajador.

Y si no calculas el sueldo en base a ello, es probable que, para cuando lo tengas que contratar, sí puedas pagarle a él, pero no quede suficiente para pagarte a ti mismo.

 

Últimos detalles

Para ir acabando, sólo me queda comentarte un detalle para que, a la hora de hacer los cálculos, los resultados sean más fiables.

Y es el de que, no puedes hacer los cálculos basándote sólo en un mes.

Porque unas veces podría darte mucho beneficio, y otras podría darte enormes pérdidas.

Pues, aunque por regla general todos los meses serán parecidos, al menos en los gastos, no siempre tiene por qué ser así.

Por lo tanto, lo ideal es que lo hagas de 1 año entero.

O, si no te lo puedes permitir, por cualquier razón, hazlo al menos de 6 meses.

Para ello, por un lado suma toda la facturación del período que hayas elegido, y por otro, todos los gastos del mismo período.

A continuación, restas ambos resultados.

Y lo que te dé, lo divides entre la cantidad de meses del período que hayas analizado.

El dato resultante será la media de beneficio que tiene tu empresa en un mes.

Que si es superior a cero es que tiene beneficios y estás ganando dinero, aunque no lo tengas disponible.

Y si es inferior, es que estás perdiendo dinero y la empresa no es rentable.

E insisto en que, para hacer este cálculo has de basarte en la facturación y los gastos y no sobre lo que cobras y lo que pagas.

Que eso te daría casi con toda seguridad, un resultado bien distinto.

 

Conclusiones

A grandes rasgos, esto es lo que necesitas saber para calcular tú mismo si tu empresa es rentable o no.

Aunque también podrías pedirle a tu asesor fiscal que te dé esta información.

Y si no entiendes lo que te dice, pídele que te lo explique de una forma más sencilla hasta que te quede totalmente claro.

Que para algo le pagas.

 

Hasta la próxima.

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