Llevo casi 7 años mentorizando empresarios.
He mentorizado decenas y decenas.
Y de muchos sectores distintos.
Algunos muy curiosos, la verdad.
Pero todos, absolutamente todos, coincidían en un mismo error garrafal.
NO MEDÍAN LOS RESULTADOS.
Es decir, trabajaban y algunos con bastante éxito.
Pero no sabían por qué obtenían los resultados que obtenían.
Ni en los casos en que las empresas les iban bien, ni tampoco en los que el negocio no tiraba.
Como mucho, algunos controlaban la facturación. Pero de manera global.
Y si les preguntaba porcentajes (o unidades) por tipo de producto o servicio, casi ninguno sabía responder.
Pero si la pregunta era, por ejemplo, que de dónde le venían los clientes o la facturación, la cara con la que me miraban ya era un poema.
Unos tenían los datos, pero no sabían mirarlos. Y otros ni siquiera tenían los datos.
Lo malo ni siquiera era que no midieran.
Lo peor es que algunos incluso me decían que para qué querían saber eso, si les iba bien.
Al principio pensé que menuda suerte que tenía yo con los clientes que me contrataban porque ninguno controlaba lo que pasaba en sus dominios.
Pero después llegué a la conclusión de que esto es un habitual entre los empresarios más pequeños.
Y si existiera un examen de empresario, la asignatura de control de los kpi’s seguramente la suspenderían la mayoría.
Medir no es una opción.
Medir es obligatorio y tienes que dedicar buena parte de tu tiempo a hacerlo e interpretar los resultados.
Porque sólo si sabes lo que pasa, y sobre todo, por qué pasa, vas a poder tomar decisiones en base a datos reales, y no a tu intuición.
Pues la intuición sirve para algunas cosas, pero no para determinar por qué te has metido donde te has metido.
Ya sea un campo de rosas o un lodazal.
Pero sobre todo si es un lodazal.
Muchos de estos empresarios, la mayoría, no medían porque no sabían qué tenían que medir.
Y si tú tienes el mismo problema, la respuesta es que has de medirlo TODO.
La facturación, las ventas, las acciones comerciales, la productividad de la empresa y la de los empleados, las visitas a la web, la gente que entra en tus tiendas o locales, los kilómetros recorridos, lo que se tarda en hacer cada cosa, lo que se tarda en conseguir un cliente…
La lista es tan larga que podría quedarme aquí un rato redactando.
Pero no sólo se queda ahí.
Es que, además, tienes que hacer comparativas.
Como por ejemplo, la más típica como podría ser la facturación por meses, trimestres y años, comparándolo con períodos anteriores.
O más detalladas, como enfrentar la facturación con las ventas y con las acciones comerciales.
No cabe duda de que esto es mucho trabajo.
Pero hay que hacerlo.
Y es un trabajo que tienes que hacer tú.
No necesariamente el recabar la información, que si tienes empleados pueden hacerlo ellos.
Pero sí el interpretarla y hacer las comparaciones que consideres oportunas que te ayuden a saber dónde estás en cada momento.
Porque si no lo sabes, no podrás determinar cuándo vas a llegar a tu destino.
¿Porque sabes a dónde vas, verdad?
Venga, que ya tienes tareas para estos días.
Hazte una lista de absolutamente todo lo que se te ocurra que deberías medir en tu empresa para saber cómo está.
Y no te quedes corto.
Tú apunta todo lo que se te ocurra por muy absurdo que te pueda parecer el dato. Que después si no sirve para nada se puede ignorar.
Y cuando la tengas hecha, empieza a pensar cómo vas a conseguir esa información, y cada cuánto quieres conseguirla.
Recuerda que yo me dedico a esto. Y si tienes dudas sobre cómo hacerlo, o necesitas ayuda para implementar un sistema de control de kpi’s, sólo tienes que contratar una consultoría conmigo y lo trabajamos.
Disfruta del día!
Rafa Valero
P.D. – ¿Te ha quedado claro que tienes que medirlo todo continuamente?