El secreto del éxito de las empresas

Objetivo Negocios Perfectos
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El secreto del éxito de las empresas
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Si quieres saber cuál es el secreto del éxito de las empresas que mejor funcionan, sigue leyendo.

Porque, ¿nunca te has preguntado cómo se las ingenian esos empresarios que monten lo que monten siempre son capaces de llevarlos hasta el top?

Sí, esos que cuando los ves o te hablan de ellos, te dan mucha envidia por lo bien que van y lo que facturan. 

Esos en los que el compromiso de sus empleados es tan grande que hace que parezca que más que trabajadores sean los dueños.

Y que la fidelidad que tienen sus clientes hacia ellos es tan potente, que es casi imposible arrebatárselos.

O sea, esos a los que todos deberíamos querer que se parecieran nuestras empresas.

Pues bien, si sigues leyendo hoy lo vas a descubrir.

Porque te voy a revelar cuál es el secreto de su éxito, y que además, estoy convencido de que te va a sorprender tanto como me sorprendió a mí cuando me enteré.

 

 

 

La empresa que te gustaría tener

¿Cuántas veces has entrado en una tienda o en unas oficinas cualquiera y te has quedado anonadado de lo bien que funciona todo?

Las instalaciones están limpias y ordenadas. 

El personal va perfectamente uniformado y es súper agradable, sonriente y profesional. 

Y, además, son capaces de ayudarte en cualquier cosa que necesites y sin tener que preguntarle a nadie.

Los teléfonos no paran de sonar y los clientes no paran de entrar.

Y, en definitiva, ves todas esas cosas que te demuestran que esa empresa está perfectamente organizada y que no puede más que tener éxito.

Pero de todo esto, lo que quizá más te llama la atención es que al jefe no sólo no se le ve por ningún lado.

Sino que, encima, pareciera que no existe y que todo lo que experimentas es como si se hubiera creado así de la nada, como si fuera natural.

Y entonces te paras a pensar que por qué tú no eres capaz de hacer que tu empresa funcione igual.

Si tú te esfuerzas muchísimo y dedicas infinitas horas sólo para lograr sobrevivir.

Pero es que, el tema no está en cuánto trabajas, sino en si lo que estás haciendo es justamente lo que te corresponde hacer.

Porque si lo piensas, y haciendo un símil muy simple, tú eres capaz de llegar a cualquier destino que te plantees en un coche. 

Lo que pasa es que puedes llegar a base de empujarlo, o a base de conducirlo. 

Que aunque lo lograrás igual, no cabe duda de que si lo conduces llegarás más rápido, fácil y, desde luego, con menos esfuerzo.

 

El secreto del éxito de las empresas

La cuestión es que, en realidad, conseguir que tu empresa funcione como el ejemplo que te acabo de poner no es tan complicado.

Y todo se basa en un pequeño secreto que algunos empresarios saben y que yo te voy a desvelar ahora mismo.

Un secreto que se basa en un principio que, si te pasa como me pasó a mí, es probable que te cueste de asimilar.

Pero una vez que hayas reflexionado un poco sobre ello, seguro que llegarás a la misma conclusión a la que llegué yo.

Y es que en verdad tiene toda la lógica del mundo y, además, es algo que, sin ninguna duda, debería estar escrito con grandes letras, en el papel ese que te dan cuando te das de alta de autónomo por primera vez.

 

El secreto es que todo negocio se debe crear única y exclusivamente con el fin de que éste pueda ser vendido o reproducido. 

 

Ala, ya está, ya sabes cual es el secreto!!

Y sí, estoy seguro de que así de primeras pueda que te parezca que esto es un poco exagerado para ti.

Pero créeme cuando te digo que es, con diferencia, uno de los principios más importantes en los que te deberías basar.

Y cuando lo asimiles, marcará un antes y un después en cuando a la gestión de tu negocio y lo que puedes conseguir.

 

En qué se basa el secreto del éxito de las empresas

De lo que trata este principio es que tú, como dueño de un negocio, has de ser capaz de verlo como si se tratase de un producto y no como la empresa que es.

Porque esa forma de verlo es lo que te facilitará muchísimo la tarea de convertir lo que hoy es una simple empresa, en un negocio que se comporte como te gustaría.

Aunque para lograrlo deberás reprogramar tu mente y, también, cambiar radicalmente tu forma de hacer las cosas en la empresa. 

Y pasar de trabajar en ella como si fueras un empleado más, a trabajar sobre ella como creador del producto.

Pero para que lo entiendas mejor, te voy a hacer la comparativa entre las dos posturas.

 

Si no trabajas en base al principio

Cuando no conoces este principio, lo normal es que al manejar tu negocio, te enfoques en el cliente objetivo más adecuado. 

En tener una imagen corporativa adaptada a sus gustos, y que les llame la atención. 

Y, por supuesto, en una propuesta diferenciadora suficientemente potente para que los clientes quieran comprar en tu empresa en lugar de en otra.

Por otro lado, te empeñas en contratar a los mejores profesionales para que actúen como expertos en aquello para lo que los hayas contratado.

Y a la hora de marcar objetivos lo harás, sobre todo, en la facturación, o en cuánto quieres ganar cada año.

Pero el problema de esta forma de trabajar, es que, aunque tu empresa te permita vivir cómodamente, seguramente nunca logres disfrutar todo lo posible.

Básicamente, porque estás demasiado centrado en el día a día del negocio, y en conseguir el éxito.

En pos, sobre todo, de la profesionalidad del personal y el acierto a la hora de elegir el cliente objetivo y la propuesta de valor.

 

Si trabajas en base al principio

Sin embargo, si la postura que adoptas es la de ver tu empresa como el producto que es.

Y te enfocas en trabajar sobre ella para poder venderla o reproducirla, -aunque tu idea inicial no sea ninguna de estas opciones-.

Tus objetivos pasan a estar más en la línea de para cuándo quieres que se pueda vender la empresa, o por cuánto quieres venderla.

Y tu forma de hacer las cosas y de gestionarla cambia radicalmente por varios motivos.

El primero porque separas lo que quieres que consiga tu empresa como ente, de lo que quieres conseguir tú como persona o empresario. 

Que esto es algo básico que deberían hacer todos los empresarios.

Y el segundo porque para poder vender el negocio, antes has de demostrar claramente la viabilidad de éste.

Por lo tanto, ya no te limitas sólo a comercializar tus productos o servicios y dirigir a tu personal.

sino que, además, te centras también en lograr que todo funcione como un reloj.

Que las ventas sean lo más rentables y predecibles posible.

Y que todo el mundo tenga muy claro qué es lo que tiene que hacer y cómo ha de hacerlo.

 

El Punto Inicial de Venta

Para conseguir esto, lo que has de hacer es llevar a tu empresa hasta lo que se denomina Punto Inicial de Venta.

Que es ese momento a partir del cual puedes poner un precio de venta a tu negocio. 

Y para el que ésta ha de cumplir con los 3 siguientes puntos fundamentales:

 

  1. El primero, que el negocio deberá presentar unos estados financieros y contables que demuestren que este es totalmente rentable y sólido.
  2. El segundo, que el negocio deberá estar perfectamente estructurado, y disponer de los procesos y sistemas necesarios y por escrito, que especifiquen cómo se debe ejecutar y funcionar cada una de sus actividades, desde la comercial o la operativa, hasta la administrativa, la de facturación, o la de gestión del personal.
  3. Y el tercero, que el negocio deberá demostrar una clara viabilidad comercial, y satisfacer con sus productos o servicios una necesidad real del mercado, que no puede ser puntual, para que así pueda ser explotado durante muchos años.

 

Súmale también el hecho de que cualquier persona, siguiendo las adecuadas indicaciones que tú le des, sea capaz de obtener los mismos resultados o incluso mejores que los que hayas estado obteniendo tú.

Y aunque todo esto a priori puede parecer que es muy difícil de conseguir, la realidad es que no lo es tanto. 

Pues al final, lo que diferenciará el resultado obtenido, tendrá más que ver con si trabajas dentro de tu empresa, o si trabajas sobre ella.

De todas formas, quiero insistir otra vez en que conseguir llevar tu empresa hasta su punto de venta no implica, ni de lejos, que hayas de venderla o reproducirla.

Sólo significa que tienes el poder para hacerlo. 

Porque también podrías optar por seguir gestionándola tú personalmente.

O por ponerla en manos de un gerente que la gestione y te libere al 100% del día a día del negocio, para que así tú puedas dedicarte a otros menesteres.

Pues lo que de verdad te aporta ser propietario de un Negocio que funcione así, es tener una empresa capaz de compararse a las mejores.

Y, sobre todo, la posibilidad de poder elegir la opción que más te convenga.

Pero sin ninguna duda, tanto si tu idea es llegar a venderla, como si no tienes ninguna intención de ello.

Puedes estar seguro de que tu forma de pensar y de ir a trabajar diariamente cambia de manera espectacular.

Hacia una visión en la que tu empresa cumple con todas las condiciones para lograrlo. 

Y, por lo tanto, todo lo que hagas estará, casi mágicamente, enfocado en conseguirlo.

Ya no serás capaz de pensar de otra forma que no sea la de intentar mejorar constantemente cada proceso o trabajo que se deba ejecutar.

Dejarás de centrarte en el día a día, y pasarás a delegar funciones que hasta ahora creías imprescindible ejecutarlas tú personalmente.

 

Conclusiones

Y ya está, este es el secreto que guardan los empresarios que más éxito tienen para conseguir que sus empresas sean envidiables, y que les permitan vivir como ellos quieren. 

Así que ahora ya la pelota está en tu tejado, y eres tú quien ha de decidir cuál es el camino que quieres seguir con tu empresa.

Yo por mi parte solamente puedo decirte que sea cual sea la opción que elijas, si crees que necesitas ayuda para conseguir mejorar los resultados, puedes contar conmigo.

 

Hasta la próxima.

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