

En esta entrada te voy a hablar de errores de empresario novato que cometemos muchos, aunque ya llevemos tiempo como empresarios.
La felicidad del empresario novato
Cuando uno emprende por primera vez, es habitual vivir en una especie de realidad paralela provocada por no saber que no se sabe.
Y tienes una especie de sensación de felicidad, por llamarlo de alguna manera, que suele ser independiente de los resultados que se obtengan.
De manera que si le va bien el negocio se dice a sí mismo que ser empresario no era tan difícil.
Y si le va mal, pues seguramente se dice cosas como que si los clientes no entienden lo que ofrece, que si la competencia es desleal porque tira los precios, o que si el gobierno es injusto porque le muele a impuestos.
La cuestión es que raramente le da por pararse a analizar a qué se deben esos resultados.
Y esa falta de curiosidad es por la que, por un lado, tenga más posibilidad de mantenerse en el lado de los malos resultados.
Y por otra, que su novatez como empresario se alargue por muchos muchos años.
Así que he pensado que para el caso en que tú estés viviendo en ese involuntario matrix.
Y aún a costa de que por culpa de lo que te cuente, tu felicidad empresarial disminuya, o incluso caiga del todo, como me pasó a mí, te voy a exponer unos cuantos errores de empresario novato que se suelen cometer, sobre todo al principio, para que si estás cayendo en ellos dejes de hacerlo. Y si no estás cayendo, para que no caigas.
Error #1 – Creer que las ventas lo son todo
Uno de los errores más habituales en los que se suele caer, sobre todo cuando se empieza una empresa, tiene que ver con las ventas.
Y, en concreto, con pensar que para tener éxito, en lo único en lo que hay que centrarse es vender, vender y vender más aún.
Sin embargo, la realidad es que la gestión de una empresa va mucho más allá que el sólo vender.
Porque, para empezar, hay que recordar que, aunque tú estés solo al principio, también existe la administración, las finanzas, la estrategia, la planificación, los procesos, y muchas otras cosas.
Pues aunque es verdad que una empresa que no tenga ventas no va a poder mantenerse en el mercado.
También es cierto que si sólo te dedicas a atraer facturación, lo más probable que te pase, es que acabes muriendo de éxito.
Porque aunque has atraído clientes y facturación, como estás centrado en su captación, seguramente no podrás darles el servicio que merecen, o el prometido.
Así que, en lo que respecta a esto, analiza qué estás haciendo en tu caso, y asume que dirigir tu empresa es más una carrera de fondo, que un sprint.
Porque en este caso, no llega más lejos el que más corre.
Error #2 – No medir ni controlar los resultados
Otro error de empresario novato muy común, es el de no controlar y medir los resultados.
Y es que, uno está tan metido en el día a día, que muchas veces olvida que debe entender por qué pasan las cosas que pasan.
Que basándonos, por ejemplo, en las ventas.
- ¿Tú sabes a cuántos clientes hay que visitar para que uno acabe comprándote?
- ¿y cuántas visitas has de hacer a ese cliente hasta que te compra?
- ¿O cuántos clientes se pueden visitar por día?
- ¿y cuántas llamadas has de hacer para que un cliente te reciba?
Así podríamos tirarnos horas y horas intentando definir todos los parámetros que deberías controlar para analizar la información en tu favor.
Que aunque es probable que pienses que para qué quieres saber esas cosas, si estás solo y lo que consigues ya te basta.
Imagínate que mañana decides contratar a un vendedor…
¿Qué le vas a decir en referencia a cuánto tiene que trabajar para conseguir determinados resultados?
¿Y cómo pretendes crear un plan de comisiones, si no sabes si los objetivos que le marcas, están acordes al esfuerzo a realizar?
En fin, este es un tema muy amplio que no me da para explicártelo en un artículo semanal.
Pero sí espero que seas capaz de ver la importancia que tiene y que, para el caso de que no estés midiendo y analizando todo lo que pasa en tu empresa, te sirva para empezar a planteártelo.
Y recuerda que no sólo has de medir las ventas, sino también todas las demás áreas de tu empresa, aunque estés tú sólo.
Porque esa información te dará poder y te permitirá tomar decisiones mucho más acertadas y rápidamente.
Error #3 – Mezclar el dinero personal con el de la empresa
Otro de los errores de empresario novato que es muy típico al principio, sobre todo cuando empiezas como autónomo, es el mezclar el dinero personal con el de la empresa.
Es decir, utilizar la misma cuenta para todo, independientemente de que el cobro o el pago tenga que ver o no con el negocio.
Que lo que suelen responder quienes así lo hacen, es que cómo lo van a separar, si son la misma persona.
La cuestión es que esto, que suele ir acompañado de un deficiente control de las finanzas, hace que te engañes y creas que ganas más de lo que ganas.
O todo lo contrario, que pienses que el negocio no es rentable porque tienes que cobrar cuando pagan los clientes, porque no hay dinero en la cuenta.
En cualquier caso, esto es un tema que si no tienes cuidado puede hacer que sea el fin de tu empresa.
Especialmente si las ventas van bien y, para colmo, tú no te has marcado una nómina fija para cobrar cada mes.
Porque la mayoría de las personas no tenemos una educación financiera suficientemente decente como para entender según qué cosas.
Y gastamos el dinero en función del que tenemos, adaptando nuestra vida a los ingresos que tenemos.
Y si te va bien la cosa y hay mucho dinero en la cuenta, tú vivirás en función de ello.
Irás a mejores restaurantes, comprarás un coche más caro, y todas esas cosas que hacemos los empresarios cuando empezamos y creemos que el cielo se nos ha puesto de cara y que no nos va a dejar tirados.
Pero si no reinviertes en la empresa y guardas una parte para imprevistos, cuando te llegan las vacas flacas, que ya te digo yo que siempre llegan, no podrás responder.
Ni tampoco, seguramente, seas capaz de bajar tu ritmo de vida a la velocidad necesaria.
Lo cual hará que tengas que cerrar un negocio que en principio parecía con posibilidades, por haber mezclado churros con meninas.
Así que, ponte un sueldo si es que aún no tienes uno, y no cojas nada más de la empresa por mucho que sobre después de haberte pagado.
Y si lo haces, devuélveselo que es suyo. Que ya tendrás tiempo de subirte el sueldo.
Error #4 – No planificar
Otro error de empresario novato súper común, del que ya te he hablado, y que, además, no tiene que ver sólo con los empresarios novatos, es el de no planificar.
Que da igual cómo te pongas y lo que creas, porque si no planificas el futuro, difícilmente llegarás a donde quieras llegar.
Y si llegas, será por pura chiripa, aunque difícilmente de una manera productiva.
Así que márcate objetivos claros y crea un plan que les de soporte para que te sirva de mapa que defina el camino a seguir.
Pero no hagas todo este trabajo y después lo guardes en un cajón.
Sino que revísalo y redefínelo constantemente, porque lo que hoy es blanco, mañana puede que sea amarillo y pasado otra vez blanco.
Además, como empresario deberías huir de la suerte como del agua hirviendo.
Que esto no significa que si la tienes no debas agradecerlo.
Pero, en ningún caso, debes creer que va a ser la suerte la que te ayude a conseguir tus objetivos.
Error #5 – No formarte constantemente
Otro error muy típico es no formarte, o formarte sólo en lo que ya conoces y que seguramente ya dominas porque es tu profesión.
Y es que, el trabajo de un empresario va mucho más allá de su profesión.
Y empeñarte en mejorar aquello que ya dominas puede que esté bien, pero quizá sería más inteligente que aprendieras cosas que te ayuden a gestionar la empresa.
Porque aunque es verdad que no tienes que ser necesariamente experto en nada, sí que has de entenderlo lo suficiente, para que cuando decidas delegarlo sepas si el trabajo realizado es el que esperas.
Aunque a este respecto, sí me gustaría pedirte que no caigas en el error de convertirte en un estudiante y dejes de lado tu función de empresario.
Es decir, que no te dediques a aprender un montón de cosas que, aunque sí estará bien que sepas, son cosas que puedes delegar.
Que esto suele ser muy corriente en aquellos a los que les da miedo delegar y dirigir.
Y en lugar de admitirlo, prefieren pensar que si aprenden ellos, se van a ahorrar un pastón porque no tendrán que contratar a otros.
Pero esto es un error por varias cosas.
La primera, porque mientras están aprendiendo a hacerlo, no se están dedicando a todas las demás cosas.
La segunda, porque el tiempo que dedican a aprender también tiene un coste por hora, más un coste de oportunidad.
Y sí, aunque ese conocimiento ya lo tendrán, la realidad es que sólo les servirá para eso, para tenerlo.
La tercera, porque por regla general, lo que deciden aprender no suele estar relacionado con la gestión pura de la empresa.
Y, por lo tanto, se capacitan para ser un mejor técnico, en lugar de para ser un mejor empresario.
Al final, lo que te quiero decir, es que antes de elegir qué formación vas a hacer, te plantees y hagas los cálculos de si no te saldría más rentable contratar un experto, para que tú pudieras dedicarte a otros menesteres más rentables para ti y para la empresa.
Error #6 – Tener una visión errónea de lo que es ser empresario
Básicamente nos encontramos con 2 visiones distintas de lo que los empresarios novatos entienden por ser empresario.
Por un lado están aquellos que creen que su trabajo de empresario consiste en estar siempre al pie del cañon.
Es decir, esos que se encargan de todo y que son el centro del mundo en lo que respecta a su empresa.
Y que cuando les llaman siempre responden, independientemente de la hora o el día que sea.
Son esos que están contigo tomándose una cerveza y están todo el rato respondiendo emails, llamadas, Whatsapps, etc.
Que lo que pienso yo que les pasa en realidad, es que se ven mucho más pequeñitos como empresarios, de lo que en realidad son.
Y entonces, para compensarlo, se esfuerzan por demostrar que son insuperables en cuanto a la gestión y la atención a todo el mundo.
Aunque la verdad es que por culpa de esa visión, no sólo no tienen vida, sino que, además, cuando no responden una llamada, como todos están acostumbrados a que siempre responde, pues genera enfado.
Pero si estos lo tienen mal, no digamos de aquellos que van de divos, que son la parte completamente opuesta al anterior.
Y es que, no sólo no contestan nunca, sino que, encima, quieren hacerte creer que todo les va genial, cuando por regla general no es así.
Estos son aquellos a los que llamas para pedirles un presupuesto, y además de que tardan horas, o incluso días en responder, parece que les molestara.
Y uno podría pensar que al fin y al cabo, el empresario no tiene por qué atender según qué asuntos.
Pero cuando ese empresario está sólo, y se sabe, lo que uno espera es que la atención que te brinde sea exquisita.
Al menos si lo que quieres es hacerle ganar dinero.
En cualquier caso, muchos de estos «divoempresarios» actúan así para dar imagen de tener control de su productividad, o que tienen mucho trabajo.
Sin embargo, lo que perciben los demás es que, o estás falto de profesionalidad, o que si tienes tanto trabajo no merece la pena darte más.
Porque viendo cómo actúas cuando se te contacta, ya puedes imaginarte que no se cumplirá la fecha de entrega del trabajo.
Así que, si tú eres de los primeros, empieza a delegar tareas y vive.
Y si eres de los segundos, ¡contesta al teléfono!.
Y si no quieres hacerlo porque te incordia atender según qué temas, pues lo mismo que al otro…¡delega!
Hasta la próxima.