El sexo, aunque suene raro, también nos enseña cosas sobre negocios
Verás.
Ayer hicimos una ruta larga en coche.
Muy larga.
Y para hacer el camino más ameno, y de paso aprovechar el tiempo, mi opción fue poner un podcast en lugar de la aburrida música.
Como mi pareja me conoce mejor que yo mismo, sólo me puso una condición:
“Que no sean de esos sosos que sólo hablan de negocios, marketing y cosas raras de las tuyas”.
Me lo puso difícil, porque yo sólo escucho podcast de esas cosas raras de las mías.
Pero como ella está de vacaciones pensé que sería un bonito detalle de mi parte.
Después de buscar un rato elegí uno que me llamó la atención y que casualmente iba sobre sexo.
Que no es que me (nos) hiciera falta aprender de eso (léase la ironía).
Pero al menos no iba de negocios.
Bueno, la cuestión es que, fíjate tú por donde, nada más empezar el podcast la sexóloga dijo que una de las razones por las que muchos negocios nunca terminan de ir bien es porque sus propietarios no tienen una vida sexual satisfactoria.
Y pensé…caray, pues si que he acertado con lo de elegir algo que no vaya de negocios, jajaja.
Ni con un podcast de sexo logro satisfacer a mi chica.
Seguidamente pensé que a ver si era por eso por lo que me había pegado tantos trompazos con mis empresas.
En fin, a lo que vamos.
En un momento de la entrevista, la sexóloga habló de chicas rosas y chicas azules, según cómo se comportaban frente a un posible encuentro sexual.
Y cuando acabó el podcast me pregunta mi pareja: “¿Qué has entendido de eso de las chicas rosas y azules?
Yo le di mi impresión, pensando que de lo que me estaba hablando era de nuestra vida sexual.
Pero va y me dice…”ves, por eso no vendéis todo lo que podríais (refiriéndose a los empresarios en general), porque las explicaciones que dais tienen un significado para vosotros, pero probablemente otro muy distinto para los clientes”.
Yo no sé qué has entendido tú de esto, pero si no vendes todo lo que quieres, quizá deberías revisar si tus clientes están entendiendo exactamente lo que quieres transmitirles.
No vaya a ser que no sepas verbalizar lo que en tu mente está tan claro.
O aún peor, que se lo estés verbalizando a quien no le importa absolutamente nada.
Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Mañana más.