Buena parte de mi tiempo de asueto lo dedico a ver series de Netflix.
Sí, yo a veces también soy un perdedor que ve la televisión en lugar de estar leyendo en mi tiempo libre.
Qué le vamos a hacer.
Soy mortal.
La cuestión es que hace algo así como un año me enganché a una serie que no tiene nada que ver con el estilo que me gusta.
A mí me gustan las series de trajeados, las históricas y las de mamporros.
Pero las “extrañas” rara vez las veo.
Sin embargo, ese día debía estar yo de capa caída, porque aún no entiendo cómo le di al play.
Esta serie, que está basada en un cómic, se llama Sweet Tooth y va de un niño ciervo.
Imagínate si es rara.
Pero tenía algo, ya desde los primeros minutos, que me enganchó de muy mala manera.
Tanto fue así, que me ví los 8 episodios en 2 días.
Y me quedé con unas ganas locas de que llegara la segunda temporada.
Pues bien, esta segunda temporada ya llegó, y ya la he visto.
Y me he quedado tan decepcionado, que no sé si llegaré a ver la próxima temporada.
Mientras la veía no hacía más que repetirme a mí mismo que no entendía cómo podía cambiar tanto un producto de una temporada a otra.
Es verdad que la primera temporada no brilló por los efectos especiales, pero es que esta segunda ha sido una verdadera pena.
Y la forma de contar la historia, que es lo que me enganchó hace un año, también ha sido bastante decepcionante.
A ver.
Probablemente estarás pensando que menudo rollo que te estoy soltando.
Que tú te suscribiste aquí para aprender cosas de negocios para mejorar tu empresa.
Pero es que aquí hay una lección de negocios no deberías pasar por alto.
Verás.
Imagínate, por ejemplo, que vas a un restaurante al que no has ido nunca y si lo que te encuentras es una comida sabrosa y abundante, un trato exquisito por parte del personal, y a un precio adecuado a tu bolsillo, lo normal es que quieras volver, ¿verdad?
La buena experiencia hace que quieras repetir.
Pero si en esa segunda visita los platos ya no están tan llenos, el camarero tiene un mal día, o te meten un sablazo de cuidao, pues tu decepción es mayúscula.
Y entonces tienes 2 opciones:
– Borrarlo de tu lista de restaurantes favoritos
– O darle otra oportunidad, no vaya a ser que haya sido un tema puntual.
Si eliges la primera opción, nunca sabrás si lo puntual fue la primera o la segunda experiencia.
Y si eliges la segunda opción, siempre tendrás la incertidumbre de si vas a tirar dinero nuevamente.
En cualquier caso, ese restaurante habrá pasado de tener un cliente incondicional que podría repetir muchas veces, a uno que cada vez que quiera ir a comer fuera tenga que plantearse si ese será un buen día para visitarles o no.
Al final, y por si es que no te lo he dejado suficientemente claro, lo que tienes que sacar de aquí es que la experiencia que hagas vivir a tus clientes debe ser siempre idéntica.
No voy a entrar en si tiene que ser excepcional o no, porque doy por sentado que siempre te esforzarás porque sea la mejor.
Pero no puedes generarles la incertidumbre de no saber qué es lo que se van a encontrar cuando te compren.
Disfruta del día!
Rafa Valero
PD – Las sorpresas para los cumpleaños.
PD2 – Los clientes deben estar seguros de qué es lo que se van a encontrar cuando entren en tu negocio.