En ocasiones me contactan emprendedores con una idea de negocio única para que los mentorice en todo el proceso de inicio de la empresa.
Pero me entra tembleque cuando me dicen que va a ser un bombazo porque donde van a montarlo no tienen competencia.
Y es que, no tener competencia es tan malo, o peor, que tener demasiada.
Me explico.
Verás.
El lugar donde estoy pasando mis días de retiro temporal es un pueblo grande.
De esos que parecen una mini ciudad, pero que no dejan de ser un pueblo.
Y al ser muy turístico bares y restaurantes hay para cansar, y a cual más chulo.
Pero de las demás actividades hay 1 de cada, o 2 como mucho.
Por lo que a los residentes no les falta de nada porque hay prácticamente de todo, pero de la mayoría de las cosas no tienen dónde elegir.
La cuestión es que hoy paseaba por el pueblo y he pasado por delante de una ferretería.
Y voy a intentar que te hagas una idea de cómo era…
¿Tú sabes esos locales desaliñados, sucios, que no se han pintado las paredes desde que abrieron -vete tú a saber cuándo- y con todo mal colocado sin seguir una lógica?
Pues así estaba.
Y para colmo, supongo que para ir acorde con la decoración, el único dependiente que había, vestía con una camiseta publicitaria de color amarillo chillón de una marca de lejías, y un pantalón de deporte corto.
Bien.
Yo me imagino que el propietario de este negocio debe pensar que para qué va a gastarse dinero en arreglar el local, dar la mejor imagen y estar bien surtido de todo, si no le hace falta porque no tiene competencia en el pueblo.
Y también supongo que piensa que si a los vecinos les parece poco, sólo tienen que ir hasta el Leroy Merlin, que por cierto está a unos 15 kilómetros.
(Esto sólo me lo imagino yo, porque quizá no cuida su negocio por cualquier otro motivo).
Sin embargo, de lo que sí estoy seguro es de que buena parte de los clientes que decidan ir al Leroy Merlin, o a cualquier otro competidor de pueblos vecinos, lo hacen por lo poco que este empresario se preocupa por ellos.
A donde quiero llegar, porque me enrollo como las persianas, es que el hecho de no tener competencia no es excusa para no cuidar la imagen de tu establecimiento.
Porque en cualquier momento puede llegar un jovenzuelo con grandes ideas y montarte un negocio similar al tuyo pero con una buena imagen y suficientes productos, y hundirte en la miseria.
Y si esto llegase a pasar ya no habría manera de remontar y siempre se iría por detrás del nuevo.
Porque creer que nadie estaría tan loco como para hacer eso sí que es una locura.
Disfruta del día!
Rafael Valero
PD – Con 90 minutos no te voy a arreglar la vida, pero sí podemos asentar las bases para que los locos que te quieran hacer la competencia lo tengan mucho más difícil. |