¿A tí te dijeron cuando abriste tu empresa que para tener alguna posibilidad de éxito no bastaba con que fueras experto en lo tuyo o con conocer al dedillo el sector en el que ibas a emprender?

A mí desde luego no me lo contaron. 

Y si nos fijamos en las fatídicas estadísticas de cierre de negocios, está más que claro que, a la inmensa mayoría de los pequeños empresarios y emprendedores que han cerrado o están por cerrar, tampoco se lo contaron.

 

 

Y es que, el hecho de tener una gran idea de negocio, muchos estudios, conocer el sector o tener mucha experiencia en tu profesión, no te asegura el éxito. Porque ser empresario va mucho más allá que todo esto.

De hecho, hay que saber tantas cosas, que estoy convencido de que si nos las hubieran dicho antes de emprender, seguramente muchos no lo habrían hecho.

Y es justamente esta falta de capacitación y de conocimiento, lo que hace que la mayoría de los que optan por emprender, acaben convirtiéndose en auto-empleados en lugar de creando un negocio perfecto que les permita vivir de sus empresas como imaginaron.

La buena noticia es que esto se puede conseguir. La mala es que, para conseguirlo tienes que capacitarte y trabajar mucho. Aunque si lo haces correctamente y siguiendo los pasos adecuados, el camino será menos duro y lo disfrutarás mucho más.

 

Las fatídicas estadísticas

Constantemente vemos en los medios noticias al respecto del cierre de empresas, especialmente de autónomos y de aquellas que son más pequeñas. Pero, sin embargo, cada día siguen dándose de alta cientos de nuevas empresas y autónomos, sin parar a preguntarse a qué se debe tanto fracaso para, al menos, poder intentar evitarlo.

Y el problema no está solo en la falta de capacitación de los emprendedores, si no que también lo está en los motivos, habitualmente equivocados, por los que se deciden a emprender. Siendo los más frecuentes…

  • El de aquellos que no quieren tener un jefe que les esté mandando constantemente.
  • El de los que quieren poder ganar más dinero que el que ganarían como empleados.
  • O, el de los que están en el paro y no encuentran un empleo que les satisfaga o les pague lo que consideran que merecen.

Y si lo miramos desde un punto de vista muy básico, podríamos decir que aquellos que montan una empresa por cualquiera de estos motivos habrá triunfado, pues dejan de tener un jefe que les mande y, casi con toda seguridad, ganarán más dinero que trabajando por cuenta ajena.

Pero también es casi seguro que lo conseguirán a cambio de tener que trabajar larguísimas jornadas y muchos fines de semana. Sin poder marchar de vacaciones o ponerse enfermos muchos días seguidos por miedo a que cuando vuelvan no exista la empresa. Y, encima, viviendo agobiados porque su empresa no termina de avanzar por mucho que se esfuercen.

Y es que, una empresa se tiene que montar para que te permita vivir bien de ella. Aunque para que esto ocurra, primero has de determinar qué es eso de vivir bien. Y una vez que lo has determinado, es cuando puedes trabajar para que tu empresa se convierta en un negocio perfecto que te lo permita.

Una empresa se tiene que montar para que te permita vivir bien de ella. Aunque para que esto ocurra, primero has de determinar qué es eso de vivir bien. Y una vez que lo has determinado, es cuando puedes trabajar para que tu empresa se convierta en un negocio perfecto que te lo permita.

Pero antes de contarte cómo conseguirlo, vamos a definir qué es un negocio perfecto, porque no hay una única respuesta. De hecho, responder a esto es como querer definir qué es la felicidad o el éxito, que hay tantas respuestas como personas que se hagan la pregunta.

 

Qué es un Negocio Perfecto

Para algunos, un negocio perfecto es aquel que les permita trabajar en lo que más les gusta y que, encima, les paguen por ello.

Para otros, un negocio perfecto es el que les permite trabajar sólo por las mañanas y tener las tardes libres.

Y para la mayoría, un negocio perfecto está basado en la cantidad de dinero que pueden ganar con él.

Pero si nos basamos en la definición estándar veremos que, un negocio perfecto es aquel capaz de funcionar de una manera organizada y reportar los suficientes beneficios como para poder vivir el estilo de vida que se elija, pero sin que su propietario tenga la obligación de estar presente para que eso ocurra.

Un ejemplo básico de lo que sería un negocio perfecto es una máquina de vending, que para generar beneficios no requiere de la presencia de su propietario.

Que no significa que este no tenga nada que hacer, pues como mínimo habrá de tomar las decisiones estratégicas para ubicar la máquina en el lugar más adecuado y para contratar los servicios de reposición. Pero, en cualquier caso, ese trabajo queda muy lejos de tener que estar presente para que la máquina venda.

En el mismo estilo, también podríamos meter los pisos o locales que se adquieren para ser alquilados. Que tampoco requieren de su propietario para generar beneficios.

Y sé lo que estarás pensando, que la complejidad de tu empresa no se puede comparar con la simpleza de una máquina de vending.

Sin embargo, déjame decirte que para convertir una empresa en un negocio perfecto no es necesario que ésta sea de un determinado tamaño, ni que esté en un sector concreto, o que tenga alguna característica que la haga especial. La única cualidad que tiene que cumplir una empresa para que acabe siendo un negocio perfecto, es que esta ha de ser perdurable en el tiempo y ser capaz de generar beneficios de una manera constante, siendo lo ideal que estos beneficios, además, vayan en aumento.

Y para confirmar lo que te digo, basta con que te fijes en la mayoría de las franquicias de éxito que hay en prácticamente todos los sectores. 

Por lo que, para que tu empresa se convierta en un negocio del que poder vivir como tú quieres, basta con que así lo quieras y estés dispuesto a pagar el precio, donde el precio es el dinero, el tiempo y/o el esfuerzo necesario para conseguirlo.

Por otro lado, debes interiorizar y poner en práctica 3 creencias que son las que de verdad te van a llevar a conseguir lo que quieres…

  1. La primera y, quizá la más importante, es que pienses y creas de verdad que quieres que tu empresa acabe convirtiéndose en un negocio perfecto con las consideraciones que eso tenga para ti. Porque si tú mismo no crees que lo puedas conseguir, desde luego que no lo conseguirás.
  2. Las segunda es que todo lo que hagas y tenga que ver con el negocio, vaya dirigido en la dirección necesaria para conseguirlo. Pues así, labores tan importantes como la elección del personal, de los proveedores, de la ubicación de los locales, de la imagen corporativa y todo lo demás, te resultará mucho más sencillo.
  3. Y en tercer lugar, has de ser capaz de mentalizarte para trabajar sobre tu empresa y no en tu empresa. O dicho de otro modo, has de ser quien lance los dados en el juego y no una de las fichas del tablero. Porque si estás trabajando en la parte técnica de tu empresa, no hay nadie dirigiéndola. Y, al igual que tú no te montarías en un avión cuyo piloto hiciera las funciones de azafata, no le puedes pedir a empleados, proveedores y clientes que formen parte de una empresa que no tiene quien le lleve el timón.

 

Y esto que a priori parece tan simple, aunque no lo es, es todo lo que necesitas para empezar a convertir tu empresa en el negocio con el que sueñas. Porque al final, no es una cuestión de que sea más fácil o difícil, si no de saber qué es lo que tienes que hacer y cómo tienes que hacerlo. Pues estoy seguro de que tú, al igual que la inmensa mayoría de los emprendedores, si aún no lo habías conseguido no es porque no quisieras, si no, porque no sabías cómo se hacía.

Ahora ya sabes más que la mayoría y sólo depende de ti tomar la decisión y poner los medios para lograrlo.

 

Hasta la próxima.

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