4 motivos que te impiden delegar

¿No te has preguntado nunca porqué si sabes cómo se delega, no lo haces?

Porque delegar en realidad no es tan difícil, de hecho es una técnica que cuando la has aplicado unas cuantas veces ya la dominas sin problemas.

Sin embargo, infinidad de empresarios se pasan la vida ejecutando tareas que no son propias de sus funciones, convirtiéndolos así en muy poco productivos.

Así que he pensado que, en lugar de contarte cómo tienes que delegar, voy a decirte cuáles son las 4 razones principales que te impiden hacerlo.

Porque muchas veces no es una cuestión de saber cómo se hace algo, sino de saber por qué no se hace.

 

Tu trabajo como empresario

Una de las principales funciones que tienes como empresario, consiste en lograr que se realice el trabajo que haya que hacer en tu empresa, de la manera más eficiente y rentable posible. 

Y para ello, una de las armas con las que cuentas, es la de delegar. Porque conseguir que tu empresa sea eficiente, rentable y productiva, no implica que debas ser tú quien ejecute las tareas.

Sin embargo, la inmensa mayoría de los empresarios no lo hacen, o lo hacen muy poco.

Los que no saben cómo hacerlo aún tienen una excusa. 

Pero los que sí saben cómo se delega y no lo hacen, eligiendo ser ellos quienes ejecuten tareas que perfectamente podría hacer otra persona, han de asumir que, aunque sí es posible que logren la eficiencia requerida, desde luego no consiguen la rentabilidad y la productividad. 

Porque al realizar tareas que no son propias de sus funciones como empresario, están mermando la capacidad de crecimiento del negocio, o tienen que dedicar muchísimas más horas a la empresa, de las que en realidad deberían ser necesarias.

Por lo que la pregunta que tendrían que hacerse es, ¿por qué si saben cómo delegar, no lo hacen?. Y eso es lo que te voy a contar a continuación.

 

Qué es delegar

Delegar es la acción de repartir tareas a subordinados, empleados, compañeros, jefes, etc, para que realicen funciones y así no tengas que ser tú quien las realice, pudiéndote dedicar a otras más adecuadas al logro de tus objetivos.

Lo que pasa es que muchas veces piensas que delegar es dejar de hacer tu trabajo, cuando la realidad es que delegar es tu trabajo. Porque al hacerlo, te puedes quitar de encima tareas, más o menos rutinarias, que por las circunstancias de las mismas, no es imprescindible que las realices tú. Y al hacerlo, puedes dedicarte a esas tareas que sólo puedes realizar tú y no se pueden delegar.

Pero como te he dicho, hoy no te voy a enseñar cómo delegar, si no que te voy a intentar explicar cuáles son los motivos por los que no lo haces.

 

Qué te impide delegar

Cuestión de ego

Y el primero de ellos, suele ser por una cuestión de ego, porque aunque yo opino que para ser empresario hay que tener un importante nivel de ego, también pienso que no siempre lo utilizamos en nuestro favor.

Y eso nos lleva en ocasiones a creer que somos imprescindibles al pensar que lo que hacemos, lo hacemos muy bien, y que difícilmente otros podrían llegar al nivel de perfección y resultados que logramos nosotros mismos.

Y esta es la razón por la que muchas veces mantenemos esa desacertada afirmación de “si quiero que se haga bien, tengo que hacerlo yo mismo”.

Prefiriendo utilizar nuestro tiempo en ejecutar nosotros mismos la tarea antes que tener que asumir la responsabilidad de que aquel en quien pudiésemos delegar la función, no la realizase según los parámetros de excelencia que estableciésemos para cada caso.

 

Desconfianza

Otro motivo por el que no delegamos es por desconfianza, ya que muchas veces no confiamos en que las personas que trabajan con nosotros cumplan con la profesionalidad necesaria para acometer determinadas tareas.

Ya sea porque desconocen los procesos, porque van saturados en su trabajos habituales o porque directamente no nos termina gustar cómo asumen sus funciones.

Lo que nos lleva a que, si queremos que la tarea en cuestión cumpla con unos parámetros concretos y esté lista para cuando nosotros determinamos, acabemos por hacerla nosotros mismos.

Y esto suele ocurrir porque, sobre todo al principio, se contratan personas que esperamos que sean hombres orquestas en lugar de especialistas, o cuando para ahorrarnos un dinero en el sueldo, optamos por trabajadores junior que tienen poca experiencia, en lugar de seniors, que ya son bastante más resueltos.

Aunque yo te aseguro que la diferencia de sueldo que has de pagarles está más que justificada, siempre que le delegues las tareas adecuadas.

 

Percepción errónea del coste

Tampoco delegamos muchas veces por una percepción errónea del coste, pues es evidente que si la persona en quien pensamos delegar no está preparada para ejecutarla, o al menos así lo creemos, difícilmente podrá ofrecernos un resultado satisfactorio.

Conduciéndonos entonces a pensar que nos va a salir mucho más rentable hacerlo nosotros mismos, que tener que perder el tiempo en enseñarle. Creyendo que, aunque le enseñásemos, tampoco íbamos a obtener un resultado mínimamente aceptable las primeras veces.

Así que decidimos asumir nosotros la tarea para no perder el tiempo, teniendo como fin que, como nunca nos paramos a enseñarle, nunca dejaremos de ser nosotros quienes hagamos siempre esas tareas.

Y en este punto es importante que recuerdes que cada vez que haces tú una tarea que perfectamente podría realizar alguien con una categoría laboral inferior a la tuya, estás perdiendo dinero.

 

Miedo

Y el último de los motivos por el que no se delega es, por el miedo que da que otros sean capaces de mejorar los resultados que tan bien creías que te salían a ti. Sobre todo cuando eres especialista en esa tarea y estás menos preparado para el resto. Pues te lleva a pensar que si encuentras a alguien que es capaz de hacerlo igual o mejor que tú, ¿a qué te vas a dedicar tú?

 

Conclusión

Y ya está. Estos son los principales motivos por los que no delegas y que no son más que creencias limitantes que suelen provocar la reducción de la productividad de tu empresa, al convertirte a ti en el cuello de botella más grande que tiene tu negocio.

Porque si estás dedicando tu tiempo a realizar las tareas que debería hacer otra persona, puede que te quedes más tranquilo, pero desde luego eres poco rentable como empresario.

Así que quítate esa venda de los ojos y ponte a delegar como si no hubiera un mañana, porque si tienes alguna intención de que tu empresa crezca y obtenga éxito, es imprescindible que tú te dediques a las cosas que son de verdad importantes y que sólo tú puedes realizar.

 

Hasta la próxima.

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