Sí, a mí también me pasa.
Yo también, de tanto en tanto, me bloqueo y no sé continuar.
No es algo exclusivo tuyo.
A veces, no sabemos por qué, pero nos atascamos.
Bueno, sí que lo sabemos.
Hay algo en nuestra cabeza a lo que no paramos de darle vueltas, y no somos capaces de llegar a una conclusión.
No tomamos una decisión.
El problema no es que nos atasquemos. El problema es que como el mundo sigue avanzando a su ritmo, y lo sabemos, pues nos agobiamos más.
Y si ya de por sí genera ansiedad no saber salir de ahí, pues ser conocedores de que los demás siguen para adelante sin problemas, pues no nos ayuda.
Ahora bien, ¿Por qué nos pasa esto?
Pues mira, esto es lo que se llama parálisis por análisis.
Y se sufre cuando tenemos algo que decidir, ya sea a nivel profesional o personal, y como nos da miedo equivocarnos o fracasar, pues dedicamos más tiempo del necesario a buscar información y a dar muchas vueltas a nuestra cabeza.
Y da igual que sea un tema serio de verdad, o que sea una nimiedad.
Porque cuando pasa, pasa.
Aunque evidentemente, si es un tema verdaderamente serio, pues la parálisis se agrava.
Y lo peor de esto, es que cuando pasa, no sólo te cuesta avanzar en ese tema concreto, sino que de alguna manera casi que también te medio bloquea en todas las demás cosas de tu vida cotidiana.
Y así te conviertes durante unas horas, unos días, o incluso semanas o meses, en un ser muy improductivo al que el coste de este atasco le puede resultar muy caro.
Pero bueno, tiene solución.
O al menos, hay formas de minimizarlo.
Para empezar, no busques la solución perfecta desde un primer momento.
Limítate a concentrarte en lo importante y olvídate de los detallitos.
Al menos al principio.
Porque estos detalles menos importantes seguramente irán cambiando a medida que avances.
Tampoco te pongas en la postura de que estás tomando una decisión vital, sino que estás decidiendo sobre múltiples cosas más pequeñas que no son definitivas y que podrás ir matizándolas y corrigiéndolas más adelante.
Ponte límites.
Es decir, limita el número de opciones a la menor cantidad que te sea posible.
Y si aún así te cuesta, márcate una fecha tope en que la decisión deberá estar tomada.
Haz lluvias de ideas o las típicas listas de pros y contras. Que aunque a veces parezca una tontería por el tema a tratar, te aseguro que ayudan mucho más de lo que te crees.
Háblalo con alguien de tu confianza.
Que aunque el problema con esta opción es que cuando el atasco es por un tema de tu empresa, según a quien se lo expongas no te va a entender y eso frustra muchísimo.
La idea no es hablarlo para que te iluminen ellos.
La idea es que al verbalizarlo, quizá logres iluminarte tú, y lo que en principio era todo un mundo se queda en una tontería.
A mí me ayuda mucho escribirlo y dejarlo reposar.
Es decir, si veo que no encuentro una solución rápida o que me convenza, lo escribo en una libreta -mejor que en el ordenador- y me dedico a cualquier cosa que no me haga pensar en ello.
Y cuando regreso, si aún no lo veo clarinete, pues repaso lo escrito, tomo más notas, y vuelvo a enfocarme en otro tema.
Y así sigo hasta que logro ver la luz.
En fin, espero que no te paralices demasiado a menudo, y si te pasa, pon a prueba estos consejos.
Disfruta del día!
Rafa Valero
PD – Será casualidad, pero escribir hoy este email me ha sacado de mi parálisis.